sábado

Trepan las manos
que defienden
las razones
del ser todo unísono
para encontrarse
capas y capas
de egoísmo concentrado
de gente embotellada
de gritos para adentro.
Lejos de ganar
se oscurece el escenario.
Somos manchas.
Ardemos
y dibujamos
el ardor.
No estuve,
no estoy.
La mañana
ya no es mañana.
Nos duele
y no sabemos
qué es el dolor.
Los amantes
pierden la cabeza.
Nos ata una palabra
y no sabemos
cuál es.
Aquí me quedé.
Nos duele la tierra
pero no la sentimos.
Atesoramos el viento
olvidándonos
que es viento.
Somos aire,
somos rancho,
somos el cuerpo mismo.
Cambiamos espejos
por cemento.
Escribimos años
sin ningún cuento.
Ellos se fueron.
El cielo
nos retrata sus tormentas.
Acá abajo
lloran los ríos.
Sus árboles callan
un verso.

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