domingo

Quiero contarte 
que volví a fumar. 
Que ya no aguanto 
más el sol 
en la ventana 
y que no duermo 
más de media hora. 
Que tengo sueños 
en los que intercalo 
deseos, 
gente que quiero 
y a veces horribles 
pensamientos. 
Pero esas personas 
ya no las veo. 
Quiero contarte, 
que cada noche 
me sacuden 
unas ganas malditas 
de beber, 
a veces hay vino 
que se termina derramando 
producto de alguna torpeza. 
Que mi angustia 
ya no se llama 
más angustia 
pero tampoco 
sé cómo. 
Que los grillos 
que amaba 
hoy son sólo 
un agregado más 
del paisaje nocturno. 
Que me detesto 
por haberme dejado 
de sorprender 
por las pequeñas cosas, 
y por haber perdido 
todos los rounds 
con la asquerosa ansiedad 
que hoy carcome 
mis entrañas. 
Que las palabras 
se queman 
en mi garganta 
pero no pueden salir 
si no es hechas lágrima. 
Que me arrepiento 
cada vez más 
de las cosas que hago, 
y eso hizo 
un nido de espinas 
en algún lugar 
a la izquierda 
de mi pecho. 
Quiero contarte, 
que pese a todo eso, 
ayer me enamoré 
al pasar, 
y parece que también 
se enamoraron conmigo. 


Autor/a desconocido/a

En este racimo
de soledad
donde ni siquiera
aprendí
a esperar
canta
un pichón
de gorrión
y se deshoja 
por fin
el mundo
pluma por pluma
sin comprender
corazón
que ya es de noche
una vez más
y ya no hay
más risas
y ya no hay
más que llorar
y ya derramamos
todo el vino
y la canción
que querías
quedó
sin cantar.
Oscar Pintor

Río arriba
dolor
que cala los huesos.
La tele prendida
pantalla
de buitres al acecho
agentes
de las mentiras
manchadas de sangre
del gobierno.
Ochenta días
angustia
preguntas
testimonios
pruebas evadidas
asesinos
encubiertos.
Un presidente
y sus lacayos
que nos quieren callados
atropellan
y después
ensucian
la lucha
incansable
de pueblos
originarios,
junto a un ministro
defensor del terror
de torturadores
y desaparecedores
responsables
de una nueva
desaparición.
Un luchador
que en su casa
no se quedó
que en la injusticia
no se calló
no nos quedemos nosotros
que hoy somos fuego
ardamos
venguemoslo.
Algunos dicen
que esperemos
que no salgamos
que nos guardemos,
eso quieren
los de arriba
para sembrar
su propio veneno.
Hoy
los corazones
no se calman,
galopan.
Las calles
son de nosotros
las urnas
son de ellos.
Ochenta días
temblamos
de miedo,
esperamos
desesperamos,
lo gritamos
lo lloramos
nos desarmamos
nos armamos.
Que ahora
tiemblen ellos.
Diego Cabrera