jueves

Eran pocas
mis amigas,
no jugaban
al básquet
quizás nunca
se atrevieron
a atajar penales,
pero se animan
a saltar al vacío
si es necesario,
a olvidar y bailar
con los ojos cerrados,
a decir que no
y que sea escuchado,
a correr
contra el viento helado,
a llorar
con motivos sobrados,
a soltar
los miedos clavados,
a conquistar
los cielos deseados.

Se atrevieron
a alejarse
si duele
a quedarse
si gusta
a mirar a los ojos,
a no dejarse
marchitar
a mimarse
un poquito más,
a jugarse
por todas las demás.

Ahora no solo atajan
lo que haya que atajar,
prenden fuegos
imposibles de apagar.

Y hacen historia,
construyen
allá en lo más hondo,
en la consciencia
y saben
que todavía
tenemos mucho
que ganar.

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