domingo

Y llegando a la habitación
la ventana abierta
la persiana baja,
el frío rotundo,
el cuerpo moribundo,
creí encontrar
esa parte que nos faltaba
para completar
el océano que pintamos.
Las manos, en cambio,
encontraron las sábanas,
perfumadas, claro,
de nuestras noches
y de nuestras mañanas
hoy guardadas aquí
y en cada palabra
que nos queda
por escribir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario