domingo

Río arriba
dolor
que cala los huesos.
La tele prendida
pantalla
de buitres al acecho
agentes
de las mentiras
manchadas de sangre
del gobierno.
Ochenta días
angustia
preguntas
testimonios
pruebas evadidas
asesinos
encubiertos.
Un presidente
y sus lacayos
que nos quieren callados
atropellan
y después
ensucian
la lucha
incansable
de pueblos
originarios,
junto a un ministro
defensor del terror
de torturadores
y desaparecedores
responsables
de una nueva
desaparición.
Un luchador
que en su casa
no se quedó
que en la injusticia
no se calló
no nos quedemos nosotros
que hoy somos fuego
ardamos
venguemoslo.
Algunos dicen
que esperemos
que no salgamos
que nos guardemos,
eso quieren
los de arriba
para sembrar
su propio veneno.
Hoy
los corazones
no se calman,
galopan.
Las calles
son de nosotros
las urnas
son de ellos.
Ochenta días
temblamos
de miedo,
esperamos
desesperamos,
lo gritamos
lo lloramos
nos desarmamos
nos armamos.
Que ahora
tiemblen ellos.

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