En este racimo
de soledad
donde ni siquiera
aprendí
a esperar
canta
un pichón
de gorrión
y se deshoja
por fin
el mundo
pluma por pluma
sin comprender
corazón
que ya es de noche
una vez más
y ya no hay
más risas
y ya no hay
más que llorar
y ya derramamos
todo el vino
y la canción
que querías
quedó
sin cantar.
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